El Gobierno Municipal de San Pedro Garza García firmó un convenio con el Gobierno Municipal de Monterrey por el mantenimiento del Puente de la Unidad, conocido como Puente Atirantado.
Los trabajos de mantenimiento tienen un valor de 24 millones 852 mil pesos que se dividirán entre los dos municipios.
En el año 2021, San Pedro realizó un estudio al puente para revisar sus condiciones y verificar su seguridad, pues no había recibido mantenimiento desde su inauguración hace 19 años. Con los resultados se indicaron trabajos de mantenimiento como reemplazar 26 amortiguadores de los tirantes, que se encuentran en el final de su vida útil.
Los trabajos también incluyen restitución de las juntas de dilatación en la vialidad del puente, reposición de un cordón faltante en uno de los cables de anclaje y actividades generales como pintura en escaleras interiores, tubos anti vandálicos, tubos guía, capots y placas de anclaje, además de instalación de tubos de desagüe para evitar escurrimientos.
A la firma del convenio acudieron el Alcalde de San Pedro, Miguel Treviño de Hoyos, y el Alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio, quieres refirieron que buscan darle al puente su significado original, el de la unidad.
Treviño de Hoyos explicó que en su administración se le ha dado una limpieza general, el cambio del sistema de iluminación y la inspección técnica al puente, “los Gobiernos del Estado, de Monterrey y de San Pedro se la pasaron echándose la pelotita, y el puente pasó 15 años sin que nadie le quisiera entrar a darle el mínimo mantenimiento”, contó.
“Este puente que une a San Pedro con Monterrey es también el signo de una nueva generación de alcaldes que sabemos que la metrópoli será mejor si trabajamos en equipo”, aseguró el Alcalde de San Pedro.
Este convenio también establece realizar de manera conjunta un mantenimiento preventivo cada cinco años o menos en caso de ser necesario, en el que incluyan cómo mínimo programas de inspección al anclaje, amortiguadores, tensores, entre otros.
El “Puente Viaducto de la Unidad” fue inaugurado en septiembre del 2003, como una obra de interconexión entre las Avenidas Rogelio Cantú y Humberto Lobo.